Culebrón Fontela
Coincido con las críticas de los dos copenautas que me preceden. Me gustaría hacer un sucinto análisis de una problemática que nos ha acompañado durante cuatro décadas y que seguirá siendo una constante en el futuro. Esta problemática es fiel reflejo de la radical inpecia de la política carballiñesa y masidá. Pero además pone en evidencia el fracaso en bloque del resto de las instituciones locales, regionales y estatales.
Tradicionalmente los polítcos locales han utilizado a este colectivo (efectivamente desfavorecido) como moneda de cambio. Algún día, y en alguna elección han sido relevantes, de tal forma que el trasvase a una u otra fuerza garantizaba el triunfo de la favorecida.
Podíamos y podemos asistir en cada cita electoral local a un dantesco espectáculo en el que cada fuerza puja por este voto. Tal es así que han aparecido pintadas denunciando a algún concejal: "Fulanito no paga". E incluso hemos sido testigos de reclamaciones de ciertos indivíduos de ese colectivo apercibiendo públicamente a ese concejal el pago de sus compromisos.
Al margen de ser actos constitutivos de delito, y protagonizados por las fuerzas políticas que hoy ocupan el Ayuntamiento, son fiel reflejo de la ignorancia tanto del gobierno local, como de la oposición.
Y es que la ceguera intelectual de ambos les impide ver que es un colectivo irrelevante en el resultado electoral toda vez que en las dos últimas citas electorales la primera fuerza le ha sacado a la segunda más de 600 votos de diferencia. Yo de ser ese concejal al que miembros del colectivo le reclaman el cumplimiento de su palabra, me lo pensaría más en el futuro, porque el altísimo riesgo al que se expone no merece la pena. Y de ser la oposición, no tiraría el dinero como lo tira en conseguir 20 o 30 votos cuando está a 600 de la primera fuerza.
Pero olvidémonos de la política y vayamos a la problemática. Es un colectivo desfavorecido, por supuesto. Requiere un especial esfuerzo, por ellos, y por los problemas de salubridad que se generan en la zona. Por la imagen tercermundista, y por simple humanidad. Y la inacción de todas las instituciones: Medio Rural, Consellería de Sanidad, Consellería de Medio Ambiente, Fiscalía, Diputación, resto de administraciones locales, etc... Han sido suplidos con la condescendencia y la permisividad de ciertos comportamientos.
En definitiva esta problemática es uno de los mayores fracasos de la política y de la sociedad. Y lamentablemente perdurará por muchos años habida cuenta de la inepcia política, la indolencia y la escasa educación a la hora de elegir representantes.