Municipales ganándose el respeto vecinal
Las obras de la calle Aldara dejaron pendiente, según el concejal de tráfico, una plaza para que la Clínica veterinaria tenga un lugar donde se puedan descargar los "transportines" con animales heridos, enfermos o a consulta. A nadie se le escapa la incomodidad de cargar con esos elementos, con animales dentro, desde lugares alejados donde se pudiera encontrar una plaza de aparcamiento.
Como las cosas de palacio van despacio, mientras tal plaza no existe, nos ha sorprendido la diligencia de los guardias -tan ciegos ellos los días de feria cuando furgonetas, camiones y otros vehículos aparcan a sus anchas incluso sobre las losetas de la Plaza Mayor rompiéndolas o interrumpiendo el tráfico- que recientemente multaban a quien descargó un transportin con un animal enfermo y solo se demoró lo justo para dejar al animal encima de la mesa del veterinario. Tardó el mismo tiempo que los municipales en rellenar el boletín de denuncia mientras ellos mismos aparcaban mal para realizar tan "urgente" actuación y uno de ellos regulaba el tráfico para que el vehiculo oficial, mal aparcado también como decimos, se pudiera "driblar" con más facilidad.
Curiosamente, y para contraste, nos informan de que el día anterior, cuando fueron solicitados por un vecino para que verificaran la presencia, durante el horario escolar, de estudiantes menores de edad en un "ciber" del pueblo, ni se molestaron en acudir al lugar para verificar tal extremo.
Hay a quienes les parece muy bien este tipo de "celo" selectivo de los agentes respecto a los "infractores" ocasionales, sobre todo a algunos que, desde la comodiad de sus puestos de funcionarios, nunca aparcan mal porque se pueden tomar con calma la procura de una plaza (eso si no la tienen ya reservada en la vía pública) trabajadores públicos (no todos, claro) que pueden permitirse llegar tarde al trabajo sin que les pidan explicaciones, que cobran su sueldo porduzcan mucho o poco, que se pueden tomar su café a la hora que les venga bien y durante el tiempo que consideren necesario, pero de ahí a denostar a la gente que tiene que dar duro todo el día, madrugar, andar corriendo durante toda la jornada, pasar frío o calor según la época, tener que cumplir unos objetivos, desempeñar trabajos eventuales, inestables y mal paados, es, como mínimo una demostración de egoísrtmo, falta de empatía y desprecio por la gente que trabaja mucho, vive apretada y carece de las comodidades del funcionario y por tales razones, a veces, se ven obligados a "parar un minuto" .
Señores municipales, comprendemos sus, muchas veces, justificadas quejas, pero para contar con el apoyo y el respeto de los ciudadanos hay que ganárselo y eso no se consigue haciéndose los ciegos cuando interesa o cuando mandan y apretando las tuercas al vecino del pueblo que obviamente se ha visto obligado a realizar una breve parada para subsanar una carencia que el propio ayuntamiento admite como propia.