Primero cerraron el paso de la fuente y el Concello no hizo nada. Después cerraron la cancela y el Concello no hizo nada. Después cerraron el camino a Anllo Pequeno con un muro, y el Concello no hizo nada.

Después de presentar escritos, recursos, estudios... decidieron abrir un expediente. Expediente, por cierto, que dice que el camino es público; pero tampoco hicieron nada, porque "estaba judicializado".

Ahora sigue "judicializado" pero, quién sabe por qué, el Concello manda abrir la cancela. Y el Obispado, que no sabe muy bien lo que ha vendido (o lo sabe demasiado bien y los que están despistados son otros), lleva al Concello al juzgado.

Así que ahora tenemos un expediente mal instruido, un reguero de documentación contradictoria firmada por el Concello (por algún funcionario con nombre y apellidos, pero para entendernos), una mala práctica en la ejecución del expediente (excusas para no actuar; ahora nos entran las prisas) y al Concello intentando salvar los muebles desviando balones a la Agencia de Protección Urbanística.

El Alcalde tiene, ahora sí, un problema con la cancela; pero que tampoco le sirva de excusa, tiene que abrirla aunque, quizá, un juez le haga cerrarla de nuevo.