La cara oculta del pulpo

Siguiendo en la línea de mi fascinación por esta tierra y las cosas que tan gratamente me sorprendieron, la segunda de ellas, después de la Veracruz, fue el pulpo, ¿cómo podía ser que en una zona de interior se comiese el mejor pulpo ?, era un tanto contradictorio…fue probarlo y convencerme, tanto que incluso en un viaje que hice a mi tierra tras unas semanas aquí, coincidí en el tren con dos señores, creo recordar que de A Coruña, que conversaban sobre gastronomía, refiriendo que el mejor sitio para comer pulpo era allí, en no sé que bar enfrente de alguna estación; y ni corta ni perezosa me metí en la conversación rebatiéndoles y afirmando que el mejor pulpo se comía en O Carballiño, ellos que no, yo empecinada en que sí, hasta que ya me dejaron por imposible... Me sentí como el sherif de un western que había hecho justicia.

    A mi vuelta me entró curiosidad por conocer más sobre este animal que tan buenos ratos me daba en la mesa, y descubrí que es uno de los animales más inteligentes que existen, capaz incluso de utilizar herramientas, pudiendo abrir con sus tentáculos un bote cerrado que contenga comida, y además de otras muchas curiosidades, lo que más me enterneció fue su gran instinto y abnegación maternal, pues la hembra, tras poner sus huevos, que tardan unos tres meses en eclosionar, deja de alimentarse durante todo este tiempo y vigila celosamente su descendencia alejando a  posibles depredadores de la cueva dónde los pone, sin separarse ni un solo segundo de ésta, ni siquiera para comer, aunque se la ponga delante el alimento no lo comería y seguiría afanada en otra tarea además de la vigilancia, pulir con las ventosas de sus tentáculos la envoltura exterior de los huevos para mantenerlos limpios de vegetación y suciedad; así pues , tras estos tres duros meses para la madre nacen los pulpos y ésta irremediablemente muere exhausta por los cuidados y de inanición.

    Tras leer esto se me fue quitando poco a poco el apetito, pero al saber que pueden poner la gran cantidad de hasta 180.000 huevos en dos semanas me quedé más tranquila, sin tanto remordimiento de conciencia y pedí otra de pulpo á feira…

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